Las directrices elaboradas por la Comisión de Seguimiento de la Publicidad Infantil están constituidas por seis principios básicos:
1) Los anunciantes deben tener siempre en cuenta el nivel de conocimiento, sofisticación y madurez de la audiencia a la que dirigen principalmente su mensaje. Los niños más pequeños tienen una capacidad limitada para evaluar la credibilidad de la información que reciben. Por tanto, los anunciantes deben asumir la responsabilidad de protegerlos de su propia
sensibilidad.
2) Reconocer la naturaleza imitativa de los niños pequeños debe llevar a los anunciantes a extremar sus cuidados para no presentar la violencia como algo atractivo o como un método aceptable para conseguir metas sociales o personales.
3) Reconocer que la publicidad puede jugar un papel en la educación infantil debe hacer que los anunciantes, conscientes de que el niño puede aprender cosas que afecten su salud y su bienestar, transmitan la información de una manera sincera y precisa.
4) Los anunciantes deberán capitalizar el potencial de la publicidad para influir en el comportamiento con anuncios de buen gusto y, siempre que sea posible, que contengan referencias a conductas positivas, beneficiosas y pro sociales, como la amistad, la amabilidad , la honestidad, la justicia, la generosidad, la protección del medio ambiente y el respeto. La publicidad no debe ser sexualmente provocativa.
5) Los anunciantes deben extremar el cuidado para no inducir a los niños a error. Un anuncio no debe estimular unas expectativas poco razonables sobre la calidad del producto o sobre sus prestaciones. Los niños tienen imaginación y el juego de la simulación constituye una parte importante de su crecimiento, por lo que los anuncios no deben explotar la capacidad imaginativa de los niños.
6) Los padres son uno de los agentes que más influye en el desarrollo personal y social del niño y son también los guías. Los anunciantes deberían contribuir a desarrollar la relación entre padres e hijos de una manera constructiva.
